La historia gira en torno a un grupo de ladrones, que ingresan a través del sueño a la mente de las personas para robar alguna información valiosa. Todo cambia cuando, en vez de robar una idea, le piden implantar una en la mente de alguien implicando todo un cambio en éste de cómo verá la vida en adelante. Así, la película se mueve dentro de sueños extraordinarios sin límites, mundos paralelos sin imaginación, con escenarios que no tienen nada que envidiarle a "The Matrix", donde los personajes saltan de sueño en sueño, mezclándose con los distintos escenarios y subconscientes de cada persona. Nos llena de información, definiciones y explicaciones sobre lo que soñamos, nos enseña y a la vez nos enreda sobre este mundo inexplorado. Hace un excelente uso de los efectos especiales y de sonido; pensé en un minuto como sería verla en 3D, debe ser espectacular admirar con esta tecnología cuando en plena París las calles se doblan y los personajes empiezan a caminar invertidos. Lamentablemente, hasta ahí logró llegar mi maravilla.
La historia suena interesante y original, y hasta cierto punto lo es, creada con mucho detalle sin que se escape nada, donde se nota que el director conoce muy bien la palabra minuciosidad; la cinta lo refleja, la hace tan compleja, tan "craneable" que gusta, pero que después de un rato cansa. Es tan evidente esa obligatoriedad autoimpuesta por el director de que la película debe ser mega compleja, que termina por hacerla a la larga menos creíble, enredada, donde se pierde el hilo de la historia, y deja al espectador a veces confuso ya que si se pestañea un sólo segundo, te pierdes.
Es sin duda la película del año, que quizá venga a refrescar el cine de ciencia ficción que se estaba mostrando hasta el momento. Si no fuera por las reparos que explique anteriormente, entraría dentro de mis Top ten de las mejores películas que he visto últimamente.